Si Cayetana de Alba viviese en la actualidad, en 2021 hubiese cumplido 95 años. Son muchas las cosas que unieron en vida a la duquesa con la reina de Inglaterra. No solo nacieron en el mismo año, sino que también se casaron en 1947. Cayetana se fue de este mundo un 20 de noviembre, el día del aniversario de Isabel II de Inglaterra y Felipe de Edimburgo.
La duquesa fue una aristócrata con récord Guinness: cinco veces duquesa, 18 veces marquesa, 20 veces condesa, vizcondesa, condesa-duquesa, condestablesa y además, 14 veces grande de España. Aunque no nació en Andalucía era una enamorada de Sevilla. Su adoración por el folclore, los toros y la propia ciudad hizo que se fijase irremediablemente en un matador, Pepe Luis Vázquez. Su padre jamás permitió que se casase con él, así que la familia espero a que llegase alguien digno de la niña.
Él fue Luis Martínez de Irujo y Artázcoz, hijo de los duques de Sotomayor y marqueses de la Casa Irujo. Tras medio año de luna de miel viajando por Europa y América, llegaron sus seis hijos: Carlos, Alfonso, Jacobo, Fernando, Cayetano y Eugenia. Vivieron tiempos felices en palacio como pareja, aunque alguno de sus hijos recuerda una férrea educación por parte de la nanny. Pero 30 años después de la boda, Cayetana se quedaba viuda por primera vez.
La tristeza se apoderó de ella, pero de pronto le cambió la vida. Se casó con un exjesuita que poseía una gran cultua y que había estudiado teología. La unión fue un escándalo, hasta para los propios hijos. Durante los siguientes 23 años se dedicó a hacer feliz a Cayetana, que siempre le consideró como el amor de su vida. Al enviudar por segunda vez su entorno pensó que le sería muy difícil levantar cabeza. Durante esos años Cayetana se convirtió en una habitual de la prensa del corazón. Sus estilismos conquistaban a las portadas, así como sus declaraciones.
Y cuando menos lo esperábamos, la duquesa volvía a estar enamorada. La particularidad era que tenía 82 años, y su novio, un funcionario del Estado, 24 años menos. La relación acabó en boda. El matrimonio no duró mucho por cuestiones de la vida, pero Cayetana fue felíz hasta el último día. Su funeral fue multitudinario y todos los asistentes destacaron que Cayetana había tenido la vida que había querido.