A día de hoy, es complicado iluminar con exactitud las cifras que dejan los abusos sexuales cometidos en el seno de la Iglesia. Las víctimas dicen que el oscurantismo de la institución no ayuda a reparar el daño.

La Conferencia Episcopal admite 220 casos de pederastia en los últimos 20 años. De todos ellos, todavía hay 69 que están sin resolver. Sin embargo, las asociaciones aseguran que tan solo en lo que llevamos de año se han presentado más de 100 denuncias en España. Eso no significa que los hechos hayan ocurrido en estos meses. De hecho, por regla general, estos casos tardan una media de 30 años en salir a la luz.

En Castilla y León se tiene constancia de un total de 16 casos. Después de celebrarse, hace pocas semanas, una Comisión Antipederastia sin presencia de las víctimas, los afectados piden sentarse junto a la Iglesia para que se destapen todos los casos.

Ni informes ni cálculos exhaustivos. España está lejos de conocer el drama de los abusos sexuales dentro de su Iglesia. Admiten 220 denuncias en las últimas dos décadas, pero las víctimas cifran muchas más. De lo que sí hay constancia es de las graves secuelas. Emiliano sufrió abusos en el año 1976 dentro del Seminario Menor de San José de la Bañeza de León.

En 2019, la diócesis de Astorga, donde afloraron varias denuncias, creaba la primera oficina para atender los casos, y ahora se extienden por otras provincias, pero, según las víctimas, no reciben respuesta. Las asociaciones de víctimas creen que la Iglesia pierde, de nuevo, una oportunidad y esperan su llamada para sentarse a hablar sobre los abusos que sufrieron.