Cerca del 90% de las empresas de Castilla y León son familiares. Su supervivencia es menor que en las que no hay vínculos de sangre. Los principales escollos son la sucesión y la toma de decisiones.

Cuando los sentimientos se mezclan con los negocios se originan conflictos. La tensión entre familiares se agrava cuando hay que repartir el poder. En algunos casos se opta por relegar el puesto de director general a una persona externa que trabaje con objetividad e imparcialidad. La solución a estos problemas es prevenir con pactos de socios y unos estatutos y protocolos bien asesorados. Aunque hay casos que aún así son difíciles de solucionar y solo queda vender. Únicamente el 3% de las empresas familiares en España sobreviven a la tercera generación.