Lin es una ciudadana china que lleva más de 16 años en España, pero que  a raiz de la pandemia ha sufrido en primera persona la agresividad y la xenofobia de sus vecinos. Sus insultos y amenezas le han obligado a salir huyendo de su casa.

El infierno de Lin comenzó con pintadas en el ascensor de su edificio metiéndose con su procedencia. Pero la situación se fue agravando y empezó a recibir insultos de sus vecinos, que se terminaron convirtiendo en amenazas violentas. Ella incluso llegó a advertirles que estaba embarazada de tres meses y comenzó a no salir a la calle por miedo a represalias.

Los hechos están denunciados. Hoy han ganado los que increpan, Lin y su marido han abandonado su casa, y vivirán, de momento, en casa de su suegra, hasta que encuentren un nuevo hogar tranquilo.