Han pasado ya diez años desde el gran terremoto y tsunami que arrasó la costa noreste de Japón y causó el colapso de la central nuclear de Fukushima. Son recuerdos difíciles de olvidar para los que vivieron lo ocurrido. Aquel 11 de marzo de 2011, la segoviana Patricia de Miguel vivía en Tokio. Allí le sorprendió el gran terremoto de Tohoku en un undécimo piso. "Normalmente los terremotos ocurren cada dos por tres en Japón. Cuando vas en el tren o en el metro no te enteras. No era como de costumbre. Fueron como tres o cuatro minutos eternos".

El salmantino Enrique Álvarez llevaba entonces un año residiendo en Tokio. El vivió el terremoto desde un piso 22. "Había vivido varios terremotos ya en Japón, pero, como ese, nunca. Se empezó a mover todo de una forma impresionante, de lado a lado, y yo recuerdo que era interminable".
 
Acababan de sufrir el cuarto terremoto más potente de los últimos 500 años en el mundo. Un sismo de 9 grados rRchter al que siguieron réplicas de más de 7.
 "Me di cuenta de lo que era aquello porque el edificio se movía como una caña de bambú", recuerda Enrique.
 
Fueron testigos directos del gran terremoto, aunque lo peor ocurría a 200 kilómetros de allí. Patricia de Miguel vio el maremoto de Fukushima en las pantallas a pie de calle de la zona comercial en la que estaba el 11 de marzo de 2011. "Personas que estaban encima de un puente mirando la marea que venía y al segundo siguiente ya no estaban", rememora también Patricia.

El terremoto y el tsunami dejaron más de 18.000 muertos ese día y provocaron el desastre de la central nuclear de Fukushima.