Fracaso es la palabra que sobresale en todos los comentarios sobre la no elección de Nadia Calviño como presidenta del Eurogrupo. La propia protagonista y también el gobierno han restado importancia a la votación y a la ocasión perdida. No así la oposición. 

Hoy tocaba ronda por las radios para explicar el fracaso de la votación y en todas se restaba trascendencia de la misma manera. Aunque en realidad no deberían haber pasado y aunque no se expresa en voz alta, la sensación que se tiene en el gobierno es  de la traición. 

El nuevo presidente, el irlandés Pascual Donohoe se ofrece como tercera vía y ejemplo de alumno aventajado que cumplió con las exigencias impuestas para salir de las crisis de 2008. Tomará posesión del cargo el próximo lunes. 
 
La segunda parte de este desencuentro se vivirá la semana que viene en el Consejo Europeo, donde los jefes de gobierno decidirán sobre el Plan Europeo de Reconstrucción. Un nuevo descalabro dejaría a la diplomacia española muy tocada y debiendo muchos favores. En clave interna, este fracaso puede debilitar el peso de las políticas defendidas por Calviño dentro del gobierno frente a las propugnadas por Pablo Iglesias.