Pese a la irresponsabilidad que caracterizó las imágenes de los botellones el primer día sin estado de alarma, los efectos no han sido los previstos. Quince días después de terminar el estado de alarma no se ha producido un aumento de los contagios. En Castilla y León la incidencia ha seguido su descenso. El 10 de mayo era de 164 casos por cada 100.000 habitantes, mientras que este lunes es de 131. Lo mismo ocurre a nivel nacional. España ha bajado incluso su nivel de alerta. Aun así, en los últimos días se ha notado una reducción más lenta que puede ser impulsado por las celebraciones.
 
El gran ritmo de vacunación ha hecho que los casos no aumenten. Menos positivos pero, sobre todo, una caída importante de los hospitalizados en Castilla y León. Los casos COVID-19 ocupan la mitad de las camas que el pasado 10 de mayo.   

El siguiente capítulo a controlar es la llegada de turistas con el fin de que tampoco tenga consecuencias negativas.