Begoña Garrido es esgrimista en silla de ruedas y este año ha visto como su sueño de participar en unos Juegos Paralímpicos se retrasa por la pandemia. No tiene la plaza asegurada, pero es muy probable que el verano que viene la veamos en Tokio, su espada apunta a cotas altas. 

Begoña tenía claro lo que debía hacer durante el confinamiento, así que se puso manos a la obra para mantenerse en forma. Hasta llegó a inventarse a una rival. Bilbaína, aunque afincada en Valladolid, es la única componente del equipo nacional de esgrima en silla de ruedas.
 
Porque el deporte siempre ha sido fundamental en su vida. Durante este tiempo ha aprendido a ser una mejor tiradora, a comprender mejor esta disciplina y se queda con una valiosa lección de todo lo vivido. 
 
Hasta que llegue el momento, Begoña continúa entrenando en el Centro de Alto Rendimiento Río Esgueva de Valladolid.