Las ventas de detectores de metales han aumentado este año un 20%. Ir por las playas o por el monte buscando objetos de valor, por ejemplo monedas antiguas, es el pasatiempo de cada vez más gente. Pero cuidado, porque no se puede buscar en cualquier sitio. La legislación es clara y las multas, muy elevadas. En los últimos 15 años, la Junta de Castilla y León ha abierto más de 50 expedientes sancionadores.

Dicen que buscan tesoros bajo tierra. Son detectoristas o piteros, una afición que ha crecido este ultimo año. Estos sofisticados aparatos pueden costar entre 300 y 1.000 euros y localizan todo tipo de metales. Adolfo Pariente es detectorista y el propietario de Mundodetector.com y asegura que "el uso que se hace es para pasar un rato en el campo,  disfrutar y descontaminar. Es como un deporte".

Aragón y Andalucía prohíben su uso en todos los rincones. El director general de Patrimonio de la Junta de Castilla y León, Gumersindo Bueno, explica que aquí "los detectores de metales son legales aunque lo que se haga con ellos puede incurrir en ilegalidad o no". Estaría prohibido en un yacimiento arqueológico. Utilizarlos podrían conllevar penas de cárcel y multas de hasta 150.000 euros.

Si hallamos un pieza valiosa en un lugar permitido debemos "comunicarlo a las autoridades sin extraer la pieza del entorno para no descontextualizarlo y parar cualquier tipo de actividad", explica el director general de Patrimonio.
 
Estos cazadores de tesoros no están bien vistos entre quienes luchan por conservan el patrimonio. la arqueóloga María Consuelo Escribano justifica que es imposible decirle a la gente dónde no puede buscar: "Encontramos nuevos yacimientos cada semana, por lo tanto no podemos avisar si no lo sabemos". Para los arqueólogos, los buscadores de metales son una amenaza, expoliadores. "Hay expoliadores profesionales, de red, y luegos hay otros que son detectoaficionados pero que generan igual de daño", concluye Escribano.
 
No hay indemnización que cubra dicen, el daño que se ha causado.