SUCESOS

Condenado a nueve años y diez meses de cárcel por agredir sexualmente a su expareja embarazada de cinco meses

El agresor ya había condenado por un delito de amenazas en el ámbito de la violencia de género

Ical

La Audiencia Provincial de Valladolid ha condenado a un varón a nueve años y diez meses de cárcel por agredir sexualmente a su expareja embarazada y por un delito de amenazas. Además, la sentencia también fija la prohibición de aproximarse a la víctima a menos de 500 metros durante doce años, así como la prohibición de comunicarse con la víctima, por cualquier medio, y una indemnización por daños morales de 6.000 euros.

Los hechos ocurrieron en enero de este año. El condenado J.R., que había sido condenado por un delito de amenazas en el ámbito de la violencia de género en virtud de sentencia en febrero de 2020, había iniciado una relación de afectividad con la víctima en el mes de marzo de 2020, fruto de la que estaban esperando un hijo.

A finales de noviembre o comienzos de diciembre de 2020 se produjo la ruptura de la relación, y el acusado se marchó del domicilio. Semanas después, en la tarde del 22 enero J.R. pidió a su expareja que le permitiera ir a su casa para verla, dado que el bebé que esperaba era suyo y estaba ya embarazada de cinco meses. Así, y tras recibir su consentimiento, el acusado se presentó de madrugada en la vivienda.

Al observar que la víctima llevaba puesta una camiseta de hombre, el acusado adoptó una actitud celosa, preguntándole que de quién era la camiseta que llevaba puesta, contestando la víctima que era de un amigo, a lo que él la recriminó y le preguntó que si se había acostado con alguien y si mantenía relaciones con otra persona, a lo que ella contestó que no.

A continuación, según se relata en la sentencia, el acusado cogió a la víctima de las muñecas y la echó encima de la cama, poniéndose encima de ella, mientras la decía que respetara a su criatura, que le parecía una sinvergonzonería que estuviera manteniendo relaciones sexuales estando embarazada de su hijo. Además, la introdujo dos dedos en su vagina, diciéndole que era para saber si se había acostado con alguien, de tal manera que cuando sacó los dedos los olió y le dijo a ella, con actitud de recriminación, que sí se había acostado con alguien, a lo que ella le contestó entre sollozos que no era cierto, intentando  zafarse de él.

No obstante, el acusado volvió a introducir sus dedos en la vagina de ella y cuando los sacó hizo que la víctima los oliera,  diciéndole: "tú te has acostado con alguien". "Si me entero de que te has acostado con alguien, te doy para abajo", frase con la que el acusado, de origen ecuatoriano, quería expresar que en tal caso la mataría.

Después, la víctima envió un mensaje de móvil a una amiga, en el que la relataba brevemente que su expareja había estado en su casa y la había hecho daño. Al tratar de contactar la amiga con la víctima y no conseguirlo, esta decidió llamar al 112 para que comprobaran si la había pasado algo, iniciándose así la investigación de los hechos.