Las mascarillas se han convertido en elementos imprescindibles de nuestro vestuario. En apenas 15 días se cumplirá un año desde que se convirtieran en obligatorias. Una herramienta de protección contra la COVID-19 que en algunos casos está generando problemas por su uso prolongado, especialmente en la piel.

A las consultas de los dermatólogos acuden cada vez más personas con problemas del tipo rojeces, granos o irritación en la garganta. Los especialistas advierten de que la humedad que expiramos con ellas es la principal causa de activar los brotes de dermatitis y rosácea, "aumenta la temperaturas y eso provoca un incremento del sebo", añade Gerardo Martín, dermatólogo del Grupo Recoletas, "las consultas por acné han aumentado tanto que se ha creado un nuevo término maskne".

El uso prolongado de las mascarillas también tiene otros efectos sobre las personas como los dolores de orejas y cabeza. José Luis Cebrián, cirujano maxilofacial del Hospital de La Paz cree que su uso sumado al estrés es la causante, "los pacientes no pueden abrir bien la boca, cuando la abren les duelen, notan chasquidos al abrirla". Además del tratamiento que indique el médico hay que añadir una dosis de paciencia, la mascarilla ha venido para quedarse al menos durante un largo periodo de tiempo.