El Covid ha hecho que muchas empresas hayan tenido que reinventarse. Un ejemplo es el taller de Irene de la Cuesta, una diseñadora vallisoletana. Especializada en vestidos de novia e invitada, ahora ha reconvertido su producción y crea mascarillas con una veintena de diseños. Ya ha vendido más de 9.000 por todo el país.