Ciencia

'Átomos bajo el agua', un homenaje a la Tabla Periódica desde las profundidades del mar

Es una selección de 18 fotografías que se pueden contemplar en el Museo de la Ciencia de Valladolid

Europa Press

La exposición 'Átomos bajo el agua' realiza un homenaje a la Tabla Periódica con motivo de su 150 aniversario y lo hace desde las profundidades del mar para recordar también que allí se encuentra la fuente de la vida. Así, a través de una selección de 18 fotografías se presenta la relación de varias plantas y animales acuáticos con algunos elementos químicos de la Tabla Periódica.

Se trata de una muestra temporal producida por el Oceanogràfic de Valencia que permanecerá en el vestíbulo del Museo de la Ciencia de Valladolid hasta el 1 de marzo de 2020.

Dirigida por el divulgador científico Manuel Toharia, se enmarca en las acciones realizadas con motivo del Año Internacional de la Tabla Periódica de los Elementos Químicos, efeméride declarada por la Organización Nacional de las Naciones Unidas (ONU), cuyo objetivo es conmemorar el 150 aniversario de la clasificación desarrollada por el químico ruso Dimitri Mendeleiev.

"Es importante que la vida marina sea entendida como fuente de la vida", ha señalado Toharia durante la inauguración de la exposición, a la que también han asistido la concejal de Cultura, Ana Redondo, y la directora del Museo de la Ciencia de Valladolid, Inés Rodríguez Hidalgo.

En su intervención, Toharia ha insistido en la importancia de la Tabla Periódica y ha recordado que todos tenemos en común 40 átomos de elementos químicos recogidos en la clasificación. Sin embargo, algunos organismos están relacionados con elementos muy concretos, ya sea por su abundancia, relevancia o características destacadas.

De esta forma, el cangrejo cacerola, también conocido como cangrejo herradura, tiene asignado el cobre, ya que este elemento aparece en su sangre confiriéndola un color azul; mientras que el pez piña destaca por su vinculación al wolframio que, además de ser el bioelemento más pesado, es un nutriente esencial para las bacterias bioluminiscentes que emiten luz cuando el animal abre la boca y que están alojadas bajo sus opérculos.

La muestra, según ha explicado Toharia, es un "guiño para atrapar al público incauto en las mieles del conocimiento científico" porque "la divulgación se dirige a toda la sociedad, y es ahí donde reside la importancia de un Museo de la Ciencia como el de Valladolid".