El aumento de contagios entre los jóvenes empieza a tener consecuencias en la sanidad. De momento, este repunte no se ha traducido en más hospitalizaciones, pero sí en una mayor carga de trabajo para el personal de atención primaria, que ya estaba volcado en el programa de vacunación.

Si aumentan los contagios, aumentan las tareas dedicadas a la atención COVID, que son muchas. "Hay que volver a hacer rastreos, hay que volver a hacer cribados", dice el gerente de Asistencia Sanitaria de Soria, Enrique Delgado. Los que llegan o llaman son ahora jóvenes, la mayoría asintomáticos o con síntomas leves. No repercuten pero sí en los centros de salud.

A comienzos de julio esta carga se suma a la ya conocida. No hay médicos suficientes y menos en estas fechas. El directivo de Atención Primaria en Burgos, Ángel Matía, asegura que cuando se van de vacaciones "no hay nadie que pueda cubrir esas vacaciones y al final las cubrimos entre los compañeros". Pasan de "40 o 50 consultas que ya suponían cierto estrés a 50, 60, 75, tanto presenciales como telefónicas y las cuentas de los minutos no salen", dice el presidente de Socalemfyc, Eduardo Lamarca.

No es ninguna novedad que la atención primaria resiste a duras penas. Lamarca explica que "ya no es solo una situación de colapso, es una situación de tal agotamiento que la situación asistencial no va a ser la adecuada".