MEDIO AMBIENTE

Los empleados de Renault plantan más de 5.000 árboles en la Cañada Real burgalesa

Unas 500 personas participan en esta actividad que cuenta con el apoyo de la Fundación Patrimonio Natural

Ical

Unas 500 personas, entre empleados de la factoría de Renault en Palencia y sus familias, fueron los encargados de llevar a cabo este sábado la reforestación con más de 5.000 árboles de la Cañada Real burgalesa, entre las localidades palentinas de Tariego de Cerrato y Cevico de la Torre. Además de mejorar la biodiversidad de la zona y el asentamiento de fauna autóctona, facilita la absorción de 25 toneladas de CO2 al año. 

La Fundación Renault para la Inclusión y la Movilidad Sostenible programó esta actividad, en colaboración con Patrimonio Natural de la Junta de Castilla y León. La iniciativa se suma a los ambiciosos retos medioambientales del grupo que ha anunciado su compromiso de conseguir la neutralidad de carbono en Europa en 2040 y que en 2022 todos los vehículos de su nueva gama contarán con una versión electrificada.

La Cañada Real burgalesa, entre las localidades palentinas de Tariego de Cerrato y Cevico de la Torre, fue el lugar elegido para plantar el bosque Renault. Más de 5.000 árboles y arbustos de variedades autóctonas como encinas, quejigos, almendros y sabinas van a permitir transformar esta zona en un paraje con una mayor biodiversidad. Esta plantación va a permitir la reducción de 25 toneladas de CO2 al año.

Alrededor de 500 personas, entre empleados y sus familias, fueron los encargados de llevar a cabo esta plantación. Los técnicos de la Fundación de Patrimonio Natural formaron en un primer momento a todos los asistentes para conseguir que la plantación se realizara de manera correcta. El objetivo marcado era realizar una plantación de calidad, con árboles autóctonos, que no solo permite mejorar la diversidad de plantas de la cañada sino también favorecer las especies de fauna existentes, pues los nuevos árboles aportarán semillas y alimentos a la fauna salvaje de la zona.

Renault recordó que la trashumancia ganadera a lo largo de la Cañada Real Burgalesa cesó en la década de los años 50 del siglo XX y actualmente estas vías pecuarias son auténticos corredores verdes donde muchas especies encuentran refugio, alimento y hábitat adecuado para su reproducción.