EBAU

La variada cosecha de sobresalientes de la EBAU

En el año 2018 de nuevo hubo más dieces en unas comunidades que en otras

Lucía Rodil / Sandra Vasallo

No hace falta comparar los exámenes. Basta comparar las notas. El año pasado, convocatoria de 2018, en la comunidad autónoma A hubo en Química un 4% de sobresalientes. En la comunidad autónoma B, un 27%. El problema está en diferencias como esa, que ocurren todos los años. Y en las que hay persistencias geográficas inquietantes.

Los que hoy desdeñan el debate sobre la falta de igualdad de oportunidades en la EBAU y huyen despavoridos de la posibilidad de la EBAU única (que, todo sea dicho, se aventura como un remedio peor que la enfermedad), arguyen precisamente que no hay estudios suficientes ni suficientemente sólidos. Les falta más iniciativa para impulsarlos que razón. Datos para analizar hay muchos. Los de los porcentajes de sobresalientes, dispares y tan misteriosamente repartidos, están en esta web del Ministerio de Educación. Puede quien quiera curiosear en la pestaña de las notas por materias y comprobar que la dispersión del talento parece de lo más caprichosa.

El asunto, que por fin ha llegado al ámbito nacional, está seguramente sobredimensionado. Al fin y al cabo, la EBAU se desarrolla con normalidad y resultados más que razonables. Sólo son unos pocos los que pelean desde distintos lugares por las mismas plazas universitarias, las que requieren una alta nota de corte. Son alumnos que necesitan sobresaliente en todo o en casi todo. Así que la cuestión de la igualdad o la desigualdad está en las décimas que separan un 8 de un 9 y de un 10. Y en los alumnos que salen perdiendo, cabe suponer, sin merecerlo.

No importa demasiado que el ministerio haya pasado por alto que algunos no cumplan las normas en los modelos de examen o que no entre lo mismo para todos, tampoco es definitivo que haya exámenes más fáciles o más difíciles; importa mucho más quién y cómo corrige y dónde está el listón de la excelencia.

Ya en 2017 empezamos a tirar del hilo a raíz del Informe Manu de la profesora Rueda, que analizaba precisamente la concentración de sobresalientes por regiones. Recientemente, unas profesoras de la Complutense han analizado el caso de Lengua y Literatura y sus conclusiones pintan parecido: no es que los exámenes sean diferentes, es que no son equiparables. El ministerio, reacio a admitir el problema durante estos años, ha anunciado la creación de una comisión para estudiarlo en profundidad.